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sábado, 9 de julio de 2016

Metabolismo y Absorción



Metabolismo

Una de las consecuencias del metabolismo es el crecimiento. Este fenómeno se caracteriza por el aumento de sustancia viva en el cuerpo. Este crecimiento puede tener distintos ritmos según la edad del individuo. En el ser humano, por ejemplo, la mayor rapidez de crecimiento ocurre durante la gestación o desarrollo en el interior del seno materno y en la edad juvenil, entre los doce y catorce años. En tal sentido, es imperativo brindar la importancia debida a la buena alimentación en estas etapas de modo que exista un mayor aporte calórico e ingesta de alimentos.
Los alimentos no sólo permiten que los seres vivos crezcan y se desarrollen; también aportan la energía necesaria para que el ser viviente realice otras actividades vitales (como la respiratoria y la reproductora que supone dejar descendencia para perpetuar la especie en el tiempo). En síntesis, cualquier movimiento, cualquier actividad de un ser vivo supone un gasto de energía. Y esta energía es proporcionada por los alimentos.

Proceso digestivo

El proceso por el cual el organismo animal obtiene la energía química y los materiales plásticos que necesita constan de tres etapas consecutivas:
  1. La ingestión o ingreso de alimento
  2. La digestión o tratamiento químico y mecánico del alimento hasta obtener compuestos más pequeños que ya puedan ser absorbidos y transportados hasta las células y, por último
  3. La utilización de los nutrientes por parte de las células a través del proceso metabólico. Al final, la célula vierte al sistema circulatorio los productos de desecho de su actividad metabólica
En los animales superiores, el alimento es tratado a lo largo del tubo digestivo, que comienza en la boca, zona de incorporación del alimento al cuerpo. El proceso de digestión comienza a realizarse en la boca, sigue en el estómago o estructuras semejantes e intestino. Los productos residuales se expulsan por el extremo final del tubo o ano. A nivel del intestino se absorbe el alimento, que pasa al sistema circulatorio, el cual lo traslada directamente hasta los tejidos.
El aprovechamiento de los alimentos supone la combustión de parte de ellos en el interior del organismo, con aporte de oxígeno que se incorpora a través del sistema respiratorio y circulatorio. En este proceso de combustión lenta se produce energía que el organismo utiliza para realizar todas sus funciones y actividades. Durante este proceso se producen sustancias de desecho como el dióxido de carbono, urea, entre otros; que son eliminados por la respiración y orina.
Todos estos eventos se ven favorecidos por dos etapas fundamentales en el proceso de digestión como son los de tipo mecánicos y químico. El primero es realizado por la dentadura y la musculatura de las paredes del tubo digestivo, especialmente el estómago; y el segundo por las enzimas que son vertidas a lo largo del mismo, para poder degradar el alimento con el fin de que se produzcan partículas pequeñas que luego serán transportados a los tejidos del cuerpo para favorecer todas las actividades metabólicas, producción de energía, reparación de tejidos y crecimiento y desarrollo normal de nuestro organismo


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