El requerimiento de calorías equivale a la cantidad de energía necesaria
para balancear el gasto energético y permite al individuo satisfacer las
demandas del metabolismo basal, del crecimiento, de la reparación tisular y de
la temperatura corporal. Una adecuada ingestión de energía es un requisito
indispensable para la utilización eficiente de las proteínas de la
alimentación.
Los requerimientos de energía y proteínas para la población colombiana
fueron calculados de acuerdo con las indicaciones del último informe del Comité
Conjunto de Expertos, FAO/OMS/UNU, 19814.
Para establecer los requerimientos de energía en mayores de dos años, se
usaron datos de ingestión dietética, obtenidos en los estudios que dieron
origen a las tablas de peso/edad (percentil 50) de la Organización Mundial de
la Salud que fueron tomadas como referencia para las edades hasta los 18 años.
Estas tablas se basan en las del Centro Nacional de Estadísticas en Salud de
los Estados Unidos -NCHS-.
Para el cálculo del requerimiento energético del grupo de 10 a 15 años
por sexo, se tomaron los valores sugeridos por el mismo Comité -FAO/OMS/UNU- y
se multiplicaron por el factor energético correspondiente.
El requerimiento para adultos mayores de 18 años, se determinó
multiplicando el gasto energético total por el factor del gasto energético
correspondiente a una actividad moderada.
A medida que avanza la edad, van sucediéndose cambios fisiológicos
normales, los cuales pueden afectar las funciones gastrointestinales,
endocrina, cardiovascular y los sistemas renal y músculo-esquelético.
Igualmente las modificaciones en los sistemas visual, auditivo, gustativo y del
olfato, son factores importantes asociados con el placer de la comida.
Además de los cambios fisiológicos normales, los factores psicológicos y
sociales pueden afectar tanto la selección de alimentos como los hábitos
alimentarios y por ende, el estado nutricional del individuo. Así mismo, hay
una marcada reducción de la actividad física. La tasa metabólica basal, TMB,
disminuye entre 15-25 por ciento, porque el adulto mayor disminuye su
actividad, hace menos ejercicio y como consecuencia, tiene disminuido el tejido
muscular. Por estas razones, el Comité reunido en 1981 y otros autores
recomiendan hacer la siguiente reducción para estos grupos de edad así: de
50-74 años una reducción de 10 por ciento; de 75 y más años una reducción del
10 por ciento más.
La ingesta energética no puede descender bajo límites que afecten el
gasto energético basal, la respuesta térmica a los alimentos (termogénesis), la
actividad física y la defensa frente a las enfermedades intermitentes. Hay
también límites (menos de 2.000 Kcal) bajo los cuales la ingesta de alimentos
puede ser insuficiente para actuar como vehículo de una adecuada disponibilidad
de nutrientes esenciales y otros compuestos de importancia biológica.
Las guías alimentarias no se orientan a restringir la ingesta de
alimentos, sino más bien a estimular una cuidadosa selección de éstos para
alcanzar el balance energético, en términos de la densidad de nutrientes. Las
guías alimentarias estimulan el logro del balance energético estimulando la
actividad física y promueven el consumo de alimentos suficientes para lograr el
equilibrio entre ingesta y gasto energético.
Fuentes Alimentarias
Los alimentos que contienen
carbohidratos, proteínas y grasas, aportan energía al organismo. Su densidad energética se mide por la cantidad de energía metabolizable en cada gramo de alimento. La
mayor densidad energética está en las grasas y en segundo lugar en las proteínas y en los
carbohidratos.
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